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Exposición (NO SOLO) LOS CUENTOS de Irina Lokteva. Del 16 de diciembre de 2012 al 6 de enero de 2013

Biografía:

Nací en una pequeña ciudad rusa a 30 km de Moscú. Terminé mis estudios de filología en 2007 y ese mismo año empecé a trabajar en una agencia de publicidad, ocupándome de los temas de comunicación y organización de actos públicos. Al año siguiente vine a España para profundizar mis conocimientos en comunicación social. Actualmente estoy terminando la carrera de diseño gráfico en una escuela de Valladolid y dedico mi tiempo libre a realizar proyectos personales de ilustración y fotografía

Mi primer contacto con el mundo de la fotografía tuvo lugar en Rusia Soviética un día de otoño de finales de los 80a, cuando por primera vez vislumbré, fascinada, como el papel blanco se convertía, poco a poco, en un retrato de familia con tres caras sonrientes entre las hojas del árbol, como recuerdo de verano. Fueron la cámara “Zenit” de mi padre, el cuarto oscuro y la imprescindible bombilla roja que marcaron toda mi infancia, reflejada en las decenas de imágenes en blanco y negro en las paredes de mi habitación. Sin embargo, no ha sido hasta muchos años después, cuando empecé a tomar la fotografía en serio, conociendo trabajos de diferentes fotógrafos y dando mis primeros pasos en este camino. En mi exposición se entrelazan mis dos aficiones: fotografía y literatura. Es un proyecto personal dedicado al mundo de los cuentos. Espero que la disfruten tanto como lo hice yo, realizando cada una de las fotografías expuestas.

(No solo) los cuentos:

En diferentes etapas de mi vida el tema de comunicación entre personas y generaciones ha sido el epicentro de mi interés. En todos sus aspectos, tanto desde el punto de vista lingüístico, como visual, la comunicación fue la clave del desarrollo humano y sigue siendo uno de los mayores impulsos que nos incita a establecer nuevos lazos, contactos, compartir experiencias y novedades.

En la historia de la humanidad siempre ha existido la necesidad de contar y escuchar. Y la forma que cubría a la perfección esta necesidad era el relato oral, siendo, además, una fuente de sabiduría trasmitida de los adultos a las generaciones más jóvenes. En las historias y cuentos tradicionales la gente volcaba sus preocupaciones, miedos, tradiciones y rituales, angustias y necesidades del momento. Ahora se crean otros tipos de cuentos, tenemos nuevos medios y métodos de comunicación. Sin embargo, los cuentos tradicionales siguen siendo una de las formas más populares para establecer el primer contacto de las personas con el mundo en el que van a vivir.

En mi época de estudiante de filología me he interesado por el tema de los cuentos populares y su capacidad de conservar los rasgos de diferentes circunstancias sociales del momento. El estilo de vida de tiempos pasados se refleja en el entorno y comportamiento de los protagonistas de los cuentos, que debían responder a los cánones de belleza y buena conducta, marcados por la sociedad de entonces.

Y me preguntaba: ¿Como serían estos cuentos si fueran creados en nuestros días? Quizás la Caperucita Roja al llegar a su destino, encontraría abandonada la casita de su abuela y el pueblo entero, donde ya no quedan habitantes. O Pulgarcito, al entrar en la casa de Ogros, sería testigo de una necesidad que impulsa a las siete hijas dormir en la misma cama, quizás, por carecer de un mejor sitio para vivir.

La exposición “(no solo) los cuentos” invita a mirar más allá de las historias imaginarias y su mundo mágico, indagando en las circunstancias sociales del momento. Lejos de envejecer, los cuentos reviven con cada nueva generación, y ahora mismo nosotros escribimos nuevas historias. ¿Tendrán un final feliz?…