Premiados Concurso Cuentos Bólido 2012
Os dejamos con los todos los textos premiados en el Tercer Concurso de cuentos Bólido: microcuentos a toda velocidad. Disfrutad de los relatos realizados en un tiempo record por estos jóvenes escritores vallisoletanos. Gracias a todos los participantes por su imaginación.
1º PREMIO
Cuento Nº 45: LA INMORTALIDAD DEL RECUERDO
Autora: Rosa García Macías (21 años)
Tú, tan fuerte, tan entera. Yo, tan pequeña, contigo en el sofá. No sabía qué era la vida, y ahora sé lo que es la muerte.
Tú, mi referente, oculta en el trastero de mis recuerdos ya por siempre. Las arrugas al reír, el hilo de tu voz… tu ausencia.
Y aún así, tú, aquí, conmigo en este relato.
2º PREMIO
Cuento Nº 25: LÁGRIMAS Y SONRISAS
Autor: Jesús Álvarez Vega (30 años)
Te envidio. Quisiera tener tu vida, siempre amada, siempre querida. Vivir sin prisa, recibir la vida como venga, sin agobios, con una sonrisa.
Quisiera tener tu muerte, tan pacífica, tan plácida como las olas rompiendo en la playa. En un instante vendrá otra. En un instante vendrá la mía.
Quisiera que estuvieras en el velatorio, lleno de lágrimas y sonrisas.
3º PREMIO
Cuento Nº 43: APAGÓN
Autor: Alejandro Ruiz Criado (33 años)
Guardó silencio, aunque hasta entonces había hablado sin parar, mientras yo miraba a los otros ancianos en el jardín.
No había perdido un solo detalle de mi rostro.
Si ahora se apagase la luz, me dijo como si leyese mis deseos más profundos, y unos labios rozasen los tuyos…
Parpadeó y siguió hablando, dime si sabrías reconocer mi edad.
CUENTOS FINALISTAS
Cuento Nº 6: CARIÁTIDE SALUDA A AGAMENÓN
Autor: Enrique Zamorano Rodríguez (18 años)
Hombre que sin saberlo dibuja en su rostro el inevitable paso de la nieve que intentó ocultar en el trastero, dice adiós a la lluvia para ser la lluvia, a las sonrisas de medianoche y al resplandor eufórico de la vida, para mirar, sonreír y saludar al que ahora nace y despierta llorando entre algodones.
Cuento Nº 13: EL HOMBRE SIN LENGUA
Autora: Rebeca de la Madrid Santos (14 años)
Cuando Lisa miraba hacia arriba, sentía un escalofrío recorriéndole la espalda, en aquella casa vivía un hombre estrafalario que nunca hablaba con nadie.
Un día le vio subiendo las escaleras. Se apartó y le miró sorprendida, el hambre movió la boca queriendo decir algo, y empezó a hablar:
Qué zapatos más bonitos – fueron sus únicas palabras.
Cuento Nº 5: A TRAVÉS DE LA LUNA
Autora: Noelia Toribio García (18 años)
He descubierto los pañuelos que mi abuela utilizaba para cubrir su cabeza enferma. Estaban ocultos en el trastero entre trastos inútiles. El rostro de mi abuela era como una luna, quizás por eso tenía el poder mágico de leer los subtítulos escondidos en sonrisas que parecían felices, sonrisas como la mía… La luna brilla. Buenas noches, abuela.
Cuento Nº 20: BARCOS DE PAPEL
Autora: Natalia García Alonso (15 años)
Raúl vio a su abuelo, estaba en la playa con un barquito. Y empezaron a hablar sobre su nueva aventura en el mar. Se montaron en el barco.
Cuando el abuelo quiso lanzar un arpón, dijo Raúl: “El periódico se moja y nuestro barco se hunde”.
Cuento Nº 10: ¡TU NUNCA ME ENTIENDES!
Autor: José Daniel Casado Martín (31 años)
– ¡Tú nunca me entiendes!
– ¡No repliques!
– ¡Pero mamá, todos van a ir!
– ¿Y si todos se tiran por un puente, tú vas detrás?
– ¡No es justo!
– ¿Por qué?
– ¡Porque ordenas y mandas y nunca hablas conmigo!
– La madre sorprendida, al verse reflejada en su hija, suspiro y dijo:
– De acuerdo hablemos.
Y empezaron a hablar.
Cuento Nº 22: EL ABUELO YA NO PUEDE JUGAR MÁS
Autor: Rubén Velasco Pérez (26 años)
Jugaban a las adivinanzas. Abuelo y nieto, uno soltaba una frase sobre algo y el otro intentaba adivinarlo con preguntas. Siempre ganaba el niño, el abuelo le dejaba.
Ahora el pequeño estaba en el velatorio del anciano, jamás volvería a jugar con él,
y en su cabeza una nueva adivinanza, sin respuesta, ¿Dónde estará ahora el abuelo?
Cuento Nº 17: TAN SÓLO SÉ FELIZ
Autora: Raquel Martínez del Pozo (15 años)
Ana se sentó en la cama. Le preguntó al abuelo “¿Por qué?”
Su sabiduría.
Agarró su mano.
El cerró los ojos.
Había muerto feliz.